10 diciembre 2010

Serrat en Mendoza: íntimo y encantador

La presencia de Joan Manuel Serrat sobre el escenario sigue siendo tan potente como siempre. Esto quedó en evidencia con el recital de dos horas que el cantautor español le regaló a los mendocinos el lunes en el Bustelo.

La excusa de su nuevo paso por la provincia –a casi dos años de su última presentación– fue la gira “Hijo de la luz y de la sombra”, con la que se halla promoviendo su último disco de estudio, que lleva ese nombre, con el que volvió a ponerle música a los versos del poeta español Miguel Hernández.

La propuesta de Serrat para su público estuvo conformada por dos partes. Una primera, con la que mantuvo hipnotizado al público con los versos de Hernández y en el que mezcló nuevas canciones con las del disco de 1972, en el que usó las palabras del poeta por primera vez.

Es así que el público –conformado en su mayoría por mujeres– disfrutó de Dale que dale, El hambre, Nanas de la cebolla y Para la libertad, que fue sin duda la más ovacionada de esta parte. La segunda sección se basó en un repaso de sus éxitos que incluyó La bella y el metro, Princesa, Caminante no hay camino y Hoy puede ser un gran día.

Es sabido que el amor de Serrat por Mendoza no se debe sólo al fervor de su público sino también a su pasión por los buenos vinos. Sin embargo, el show fue una muestra evidente de cuánto disfruta del contacto con su gente y de cómo se entretiene haciéndoles pasar un buen rato.

Más de una vez el auditorio se colmó de risas con las anécdotas que contó y, quizás, el momento más emblemático llegó cuando pidió “por favor” que apagaran el aire acondicionado, ya que pretende prolongar su vida “más allá de Mendoza”.

Promediando el final se despidió de su público dándole un consejo que encargó respetar: “Sean felices”.

Por: Selva Florencia Manzur.
Publicado en Diario Uno de Mendoza.

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