01 abril 2011

Lito Cruz: "El rating no es lo que importa"

Una magnífica obra del escritor Arthur Miller llega hoy al teatro Plaza, de Godoy Cruz, de la mano de un grupo de talentosos actores. Se trata de la puesta Todos eran mis hijos, protagonizada por Lito Cruz, Ana María Picchio y Federico D'Elía.

La obra cuenta la historia de la familia Keller, unos norteamericanos afectados por la Segunda Guerra Mundial. Joe Keller –interpretado por el experimentado Cruz– es un próspero comerciante cuya vida, así como la de su familia, se ve amenazada con la llegada de dos hermanos cuya presencia develará un desgarrador secreto.

–¿Con qué se encuentra el público cuando ve la obra?
–Con una obra que lo va a hacer reflexionar sobre temas como la responsabilidad individual, los mitos a los que nos aferramos, sobre Dios, sobre los astros y cómo creemos que todo es culpa de ellos. Además, se habla de unos repuestos de avión que hace la empresa de este hombre que salen mal de fábrica y como consecuencia se caen 25 aviones. Entonces nos recuerda a la tragedia de LAPA, a los colectiveros que trabajan 20 horas porque todos creen que no va a pasar nada. Y lo cierto es que las tragedias ocurren.

–Deja un mensaje, entonces...
–Te deja una reflexión. No es un mensaje de lo que hay que hacer sino que cada uno tiene que tomar lo que quiere. Te queda claro que el que las hace las paga.

–¿Cree que toda obra de arte debe dejar una reflexión?
–No. Creo que tiene que tocar zonas del ser humano. Esta obra toca la emoción y la reflexión, una comedia toca la alegría. Y creo que es como los libros, es lindo leer a Shakespeare, pero también es lindo leer historietas. La gente elige de acuerdo con lo que tiene ganas de hacer qué es lo que quiere recibir.

–Trabajó bajo la dirección de Claudio Tolcachir, pero también es director usted mismo. ¿Cuesta mucho no querer dirigir uno la obra?

–No, porque yo creo mucho en la gente joven. Soy un actor grande y me gusta cómo trabajan los jóvenes. Lo cierto es que son de otra generación y yo aprendo mucho con ellos, porque me piden las cosas de una manera tan diferente que me renueva. Le dije a Claudio que me quitara todos los vicios que tenía y así empezás a sacar recursos nuevos. Me interesa seguir aprendiendo.

–Ha hecho cine, televisión y teatro ¿qué rubro es el que siente más suyo?
–En el teatro la química interna y externa está en tus manos. Pero en el cine y la televisión está en manos del director. Es él quien cuenta la historia y el actor cuenta lo suyo, a nosotros de alguna manera nos manejan para contar la historia. Pero ellos son los que cuentan y los que ponen la técnica.

–Actúa en El elegido, ¿cómo se presentó la oportunidad para ese papel?
–Me lo ofrecieron Pablito Echarri y Martín Seefeld y me interesó que dos personas de la televisión se arriesgaran a ser productores artísticos. Además me tranquilizó, porque ellos realmente se ocupan de lo artístico, sin descuidar lo otro y la persona que está entre el diálogo de lo económico y lo artístico es una persona que nos sirve a todos. Por eso nosotros nos sentimos muy contenidos y protegidos. Eso es lo primero que me entusiasmó. Este caso me gustaría que sirva como ejemplo para que otra gente del teatro se anime. Y la novela me atrajo porque trata el tema de los aborígenes y la masonería, que es muy importante para nosotros desde San Martín hasta hoy.

–¿Sienten la presión del rating?
–Muy poco. Yo no creo en el rating. Ni sé cuánto hacemos. Lo que sí vemos es lo que pasa en la calle y cuando llegamos sí comentamos lo que nos dijeron o escuchamos. La realidad es que el rating no importa, lo que importante es que te vean. El rating es un negocio que crearon por un problema de competencia absurda. No hay que preocuparse por el rating, hay que encargarse de que las cosas salgan bien. Además, ¿quién dice que es real? ¡Nadie! No se puede saber eso.
 
Por: Selva Florencia Manzur.
Publicado en Diario UNO de Mendoza.

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