27 febrero 2011

Teresa Parodi: "De Mendoza me gusta la riqueza de su música"

Teresa Parodi camina por las anchas calles de Buenos Aires mientras contesta cordialmente las preguntas que le hace Escenario. Sigue caminando, llega hasta las oficinas de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores) e ingresa a su oficina, esa que le dejó María Elena Walsh y en la que todavía permanece su nombre enchapado en una de sus puertas.

“Nunca quise que sacaran esa chapa, y cuando pusieron la mía pedí que la colocaran adentro, para que siempre esté ella”, explica mientras recuerda a su gran amiga, quien falleció recientemente.

La voz de Teresa Parodi es cálida, pero esa voz no es más que un reflejo de la historia que esta mujer ha vivido y de la que ha formado parte. Esa historia folclórica de la Argentina, de las peñas, de los festivales y, ¿por qué no?, de las Vendimias. Esas fiestas que Parodi recuerda con tanto afecto.

A pocos días de presentarse justamente en el Festival del Camote, el cual abrió su octava edición con la Vendimia de Guaymallén, la artista correntina habló sobre la realidad del país en lo político, lo social y lo musical. Y recordó a maestros de la música mendocina.

–¿Cómo vivís esta época llena de festivales en tu agenda?
–Es una época muy linda, de mucha intensidad. Pasan cosas muy lindas con la gente, cómo nos reciben y cómo nos miman en cada organización. Por supuesto, también disfruto mucho de pasar tiempo con mi gente y mi equipo en los largos viajes, y la llegada y experiencia en cada escenario, unos más lejanos, otros más cercanos, donde la música argentina celebra una fiesta.

–¿Hace cuánto que no venías a Mendoza?

–No hace tanto, no a la ciudad tal vez, pero he estado. La verdad es que antes íbamos con más frecuencia a casi todas las Vendimias que había. Ahora voy menos, pero todos los años me doy una vueltita.

–¿Has presenciado alguna vez el Acto Central?
–Como todo el mundo, lo he visto por televisión, porque nunca estuve en una Vendimia central, pero es algo grandioso y es algo que nos enorgullece a los argentinos. Es una fiesta única y extraordinaria. Siempre me detengo a mirarla porque es hermosa y emocionante.

–¿Qué cosas te recuerdan a esta provincia?

–Creo que es una de las provincias más lindas que conozco, me gusta mucho su gente y su paisaje. Me gusta la riqueza de su música. Quizás, aprendí a amarla antes de conocerla por los cultores de su música, como (Armando) Tejada Gómez, que nos abrió la cabeza a los músicos de mi generación y lo sigue haciendo. Sobre todo por el pensamiento y la belleza con la que trabajó las letras. Con Mercedes Sosa, que cantaba con un gran amor a Mendoza o Markama, con quienes tuve una amistad hermosa. La noche que gané Cosquín, yo estaba con ellos y me habían dado un lugar en su camarín, apuntalándome para que me fuera bien.

-Tu recuerdo de María Elena Walsh...
–Su muerte fue muy fuerte e inesperada, y dolorosa para los que creíamos en él. Fue muy tremenda para la Argentina, porque él le hizo muy bien a los argentinos. Lo que nos dejó fue una mecha encendida del amor que es muy fuerte, esas ganas y deseos que dejó en los jóvenes. Si los jóvenes no hablan de política y no la usan, estamos perdidos, porque es de los jóvenes el porvenir. Ese es el gran legado que nos dejó, el querer mejorar y modificar el país. Espero que la Presidenta (Cristina Fernández) pueda continuar con este plan.

–Y el panorama musical del país, ¿cómo lo analizás?
–Gracias a Dios hay una buena movida, que no es la más mediática justamente. Hay una camada de gente joven que viene trabajando muy en serio y que no está preocupada por vender discos o cantar baratijas para llenarse de plata, sino que quiere profundidad en sus letras, que quiere ser como Coco Marola o como el gran poeta mendocino Jorge Sosa. Hay gente que está surgiendo y que tiene un compromiso con nuestra tradición. Es mucha esa gente y están saliendo de las escuelas de música, yo lo sé porque me acercan muchísimas producciones.

–¿Es más difícil salir al mercado para un artista folclórico que para uno de rock o melódico?
–Eso es una idea de la discográfica de qué es lo que sirve, porque si vos acompañás la música folclórica, la apuntalás con difusión y apelás a los públicos ávidos, las compañías ganarían muchísima plata y le harían muy bien a nuestra música y a nuestra cultura. Yo siempre digo: “Ojalá me pusieran en un cargo dentro de una discográfica importante”. Porque, como desafío, yo probaría que pueden ganar muy bien con el folclore.

–Tu recuerdo de María Elena Walsh...
–La quise mucho a María, hemos perdido a demasiada gente en el último tiempo. Es muy raro pensar la Argentina sin la inteligencia, la pluma de María y el pensamiento lúcido que tenía, o sin la poesía de Tejada o la belleza profunda de Zuma Paz. Yo ahora estoy ocupando el lugar de María en el directorio de SADAIC, estoy en su oficina y es un honor para mí. Lo hice hace dos años, cuando ella ya no podía seguir viniendo a trabajar por su enfermedad.

–¿Puede haber otra como ella O ya nadie hace música para chicos?
–No sabría decirte si hay alguien que esté trabajando en el mismo sentido que ella. De todas formas, ella dejó un legado mucho más grande que su música para chicos, fue la niña mimada del Olimpo en Argentina y después bajó del Olimpo para demostrar que la poesía puede ser tantas cosas.

Por Selva Florencia Manzur
Publicado en Diario UNO de Mendoza.

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